La cocaína es la droga que más ha crecido en cuanto a consumo en los últimos años, sobre todo entre los jóvenes y con fines recreativos.


Fuente: www.elpais.com.
Fecha: 04 / 01 / 2009
Navegando por Internet encontramos un reportaje interesante que nos aporta datos sobre el consumo de cocaína en nuestro país que no queremos dejar de resaltar desde nuestra Federación.
Miles de personas cada año intentan dejar la cocaína: 22.000 el año pasado sólo en la red pública. Los expertos ingleses usan el término “craving” para designar al incontrolable deseo de consumir cocaína, porque no encuentran otro que describa tan claramente el ansia desmedida por consumirla.
La cocaína es la droga más adictiva y con más recaídas: “Es la que más aumenta el flujo de dopamina, la que más altera el cerebro” explica Diego Urgelés, Coordinador Médico del Centro de Asistencia Integral al Cocainómano (CAIC), de la Agencia Antidroga de Madrid. “La heroína da más placer, pero no modifica tanto las estructuras cerebrales. Cunado una persona se enfrenta a una intersección de opciones siempre elige la que asocia con la dopamina, por eso es tan difícil dejar la cocaína. Si te estuvieran dando martillazos en la cabeza mientras la consumes, te acabaría gustando”.
En muy poco tiempo, la cocaína se ha puesto a la cabeza de la demanda de tratamientos a adictos (en un 60% de los casos unido al consumo de alcohol). Así podemos decir que en los 90 los tratamientos a cocainómanos en las ONG oscilaban entre el 1 y el 20%. El año pasado se llegó en algunos centros al 70 y 80 % en algunos centros. España es, tras el Reino Unido, el país europeo con mayor consumo. El 5,8 % de la población de entre 15 y 24 años la ha tomado en el último año; el doble que hace una década. Pero lo que más alarma a los expertos son los adolescentes. El 4% de los chavales de entre 14 y 15 años la han probado. Y cuanto antes se toma, más maleable es el cerebro y más probabilidades existen de desarrollar una adicción.
Lo que lleva al quid de la cuestión: un 9% de los consumidores son adictos. Un 4% desarrolla la adicción al año de haberla probado por primera vez, pero la mayoría tarda más. Seis, ocho años, puede que más. La cocaína no consume físicamente, ni tumba como la heroína o el alcohol. Se puede consumir hasta la ruina o explotar. Según la Agencia Antidroga, el 83% de los adictos son varones de unos 37 años, de un nivel socioeconómico medio y sin antecedentes penales; pero los expertos insisten en que hay de todo. Consumidores de fin de semana y diarios; recientes y de años; jóvenes y mayores. Sí comparten una característica: mantienen su trabajo y su familia y sólo reclaman ayuda cuando llegan los problemas: una separación, una deuda, la salud (uno de cada cuatro adictos desarrolla una patología dual; trastornos bipolares, brotes psicóticos, depresión…).
Una vez que el adicto pide auxilio, la principal tarea de los terapeutas es que no recaiga. Pero el cocainómano es muy tramposo incluso consigo mismo. “Si el cerebro te está pidiendo cocaína enseguida generas un monólogo para convencerte de que por una raya no pasa nada” explica el terapeuta Carlos Dulanto. Cualquier excusa es buena. “Nuestra labor es evitar que eso pase” añade la psicóloga Sagrario Guijarro, del CAIC de Usera (Madrid).
A las ganas desenfrenadas y al autoengaño, se añade un obstáculo: no existe un fármaco que anule sus efectos o sustituya a la coca. La heroína tiene la metadona; el alcohol, el antabús; el tabaco, la nicotina. Pero la cocaína, al menos de momento, se deja a pelo. A base de terapia, de fuerza de voluntad, se sopesar pros y contras, de luchar contra las ganas de consumir